
En la costa norte del Perú, a solo 12 kilómetros de Trujillo, se encuentra Huanchaco, un destino que lo tiene todo: playas perfectas para el surf, una gastronomía excepcional basada en pescados y mariscos, y un legado cultural milenario. Aunque es un balneario muy visitado por los peruanos, sigue siendo un secreto bien guardado para muchos viajeros chilenos. Sin embargo, con vuelos directos desde Santiago hasta Trujillo, es una opción cada vez más atractiva para quienes buscan un viaje que combine relajo, historia y aventura.
Un destino con historia y tradición
Huanchaco no solo es un destino de playa, sino también un testimonio vivo de la historia peruana. Sus famosas embarcaciones de totora, conocidas como caballitos de totora, han sido utilizadas por los pescadores locales desde la época de la cultura Moche, hace más de 2,000 años. Hoy en día, los turistas pueden no solo observarlas, sino también vivir la experiencia de navegar en una de ellas, sintiendo de primera mano el legado de los antiguos navegantes del Pacífico.
A pocos minutos del balneario se encuentra Chan Chan, la ciudad de adobe más grande del mundo y antigua capital del reino Chimú. Este sitio arqueológico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, impresiona con sus murallas de barro y relieves detallados, que cuentan la historia de una civilización que floreció antes de la llegada de los incas.

Paraíso del surf y el descanso
Huanchaco es también un paraíso para los amantes del surf. Sus olas, constantes y de calidad, le han valido el reconocimiento como Reserva Mundial del Surf. A diferencia de otros destinos más concurridos como Pichilemu, aquí se pueden encontrar precios muy accesibles para clases y arriendo de tablas, lo que lo convierte en un lugar ideal para aprender a surfear o perfeccionar la técnica en un entorno tranquilo y auténtico.

Si lo tuyo es el descanso, el malecón de Huanchaco ofrece vistas espectaculares del océano Pacífico, especialmente al atardecer, cuando el sol se esconde detrás del mar y las siluetas de los caballitos de totora recortan el horizonte. Es el momento perfecto para disfrutar de un café, un pisco sour o simplemente relajarse con la brisa marina.
Gastronomía: el sabor del mar en cada plato
Si hay algo que hace de Huanchaco un destino inolvidable, es su gastronomía. Aquí, el ceviche es el rey indiscutido, preparado con pescado fresco, limón, ají y un toque de culantro. También destacan platos como el sudado de pescado, la parihuela y el chicharrón de calamar, acompañados de arroz y plátano frito, un sello de la cocina norteña.

Muchos restaurantes ofrecen vistas al mar, permitiendo a los visitantes disfrutar de estos manjares con el sonido de las olas de fondo. Además, al estar tan cerca de Trujillo, es posible hacer una escapada gastronómica y probar otros clásicos de la cocina trujillana como el seco de cabrito con frejoles, la causa rellena o el shambar, una contundente sopa de trigo y menestras que se sirve tradicionalmente los lunes.
Cómo llegar y qué esperar
Trujillo, conocida como la “Ciudad de la Eterna Primavera” por su clima templado durante todo el año, es la puerta de entrada a Huanchaco. Con una rica historia colonial reflejada en sus casonas y plazas, y una vibrante escena cultural, es un complemento perfecto para cualquier visita a la costa norte del Perú.
Desde Santiago, los vuelos directos a Trujillo tardan aproximadamente cuatro horas, y desde el aeropuerto se llega a Huanchaco en menos de 20 minutos. Una vez allí, la oferta de alojamiento es variada, con opciones que van desde hostales económicos hasta hoteles boutique con vista al mar.

Ya sea para surfear, explorar su historia milenaria o deleitarse con su gastronomía, Huanchaco es un destino que lo tiene todo. Un lugar donde la tradición sigue viva, el mar ofrece diversión y descanso, y cada plato cuenta una historia.