
Lengua italiana
Ir a comer a La Fuente Chilena es como hacer una pausa en medio del ajetreo para reconectar con los sabores de siempre. No se trata solo de almorzar: es vivir una experiencia rápida, rica y sin pretensiones, donde lo que importa es el pan calentito, el relleno generoso y ese gustito a cocina de casa que no falla.
Esta vez nos fuimos directo a lo clásico y pedimos tres sándwiches que resumen parte del alma sanguchera nacional: una fricandela con mayo, una mechada luco y una lengua italiana. Todos venían servidos en un pan amasado fresco, caliente, que se notaba era artesanal: blando por dentro, con una costra delgada y firme, ideal para acompañar y marcar un sello casero.
Las preparaciones llegaron rápido, bien presentadas, a una temperatura perfecta y con un tamaño justo: suficiente para quedar satisfecho. La fricandela estaba jugosa y con buena sazón, acompañada por una mayonesa casera en una dosis precisa. La mechada, con un queso perfectamente fundido, era pura contundencia. Pero la estrella fue la lengua italiana: suave, sabrosa y perfectamente equilibrada con la frescura de la palta y el tomate.

Mechada luco
Fuente Chilena celebra 17 años de historia
Lo interesante es que justo este mes Fuente Chilena celebra 17 años de historia y tradición con su iniciativa “Re-Comiendo”, una propuesta que invita a redescubrir los tres sándwiches que marcaron su inicio y que hasta hoy siguen siendo parte de su esencia: el churrasco, la fricandela y la lengua. Cada uno de ellos refleja el compromiso de la fuente con la cocina chilena, los ingredientes de calidad y las preparaciones hechas con cariño.
La fricandela, por ejemplo, es una hamburguesa artesanal de carne molida sazonada con especias, con una textura rústica y un sabor casero que recuerda a las fuentes de soda de antaño. La lengua, cocida lentamente, es un homenaje a la cocina tradicional, reconocida por su ternura y profundidad de sabor. Y aunque esta vez no probamos el churrasco, su fama como ícono de la sanguchería nacional está más que ganada, elaborado con finas láminas de posta o lomo cocidas en su propio jugo.
Para coronar la experiencia, nos pedimos un schop de Kross 5, probablemente la variedad emblema de cervecería Kross. Aromática, con cuerpo y perfecta para maridar con cualquiera de los sándwiches del lugar.

Un dato importante si vas: en la mesa ofrecen mostaza de semillas, que tiene un picor fuerte y persistente, muy parecido al del wasabi del sushi. Aunque hemos probado distintos tipos de mostaza —la antigua, Dijon, etc.— esta fue una sorpresa inesperada. Un pequeño toque bastó para que invadiera por completo el sabor del sándwich. Por eso, recomendamos probarla con moderación al principio, solo un poquito, para ver si va con tu gusto. De hecho, no estaría de más que los meseros hicieran esta advertencia, porque aunque es interesante, puede jugar en contra si no sabes a lo que vas.
En resumen, La Fuente Chilena no solo ofrece comida rica, bien servida y con identidad: ofrece una experiencia que conecta con la tradición gastronómica del país. Y en este mes aniversario, es el momento ideal para redescubrir por qué sus clásicos siguen vigentes después de 17 años.

Fricandela con mayo